Día 8: Mummelsee, Allerheiligen, Oberkirch y Gengenbach

Kilómetros aproximados: 190.

Desayunamos algo más de 7’30 y tras coger nuestras cosas y hacer el check-out, a las 8’45 ya estábamos saliendo del parking (11 €); la salida de la ciudad fue fácil y sin complicación, y además llevó poco tiempo porque no había mucho tráfico.

Al poco de salir a la autovía pusimos gasolina, así durante estos días por la Selva Negra podíamos olvidarnos. La autovía tenía bastante tráfico en algunos tramos, pero sin llegar a atasco.

La idea inicial era visitar Baden-Baden, ciudad balneario con elegantes edificios que adquirió su esplender en la “Belle Epoque”, pero al final decidimos eliminarla para llevar el día más tranquilo.

Así que ya íbamos a comenzar la región conocida como la SELVA NEGRA, que es una zona bastante boscosa y que en realidad abarca no muchos kilómetros dentro del estado de Baden-Wurtemberg, en alemán se llama SCHWARZWALD.

Desde Heidelberg teníamos un par de horas hasta nuestro primer destino MUMMELSEE, que es un lago muy visitado, uno de los principales motivos es porque se encuentra justo al lado de la carretera B500, una de las principales vías de la Selva Negra.

Teníamos intención de subir a una Torre-Mirador, pero cogimos un camino que no estábamos seguros si era al adecuado y poco a poco se fue complicando, así que desistimos; tomamos otro que parecía que sí iba a ser el correcto, primero nos cruzamos con un charquito salvable, pero luego nos cruzamos con otro mucho más grande y como no queríamos meter el pie en el barro, desistimos y volvimos hacia atrás.



Así que dimos la vuelta al lago, es un paseo muy corto, y vas casi todo el rato por una pasarela de madera; de todas formas en un entorno bastante bonito. Aunque no había mucha gente cuando llegamos, deber ser muy turístico por que había una tienda enorme y un restaurante también enorme.





En la Selva Negra tienes siempre cosas muy cerca para visitar, ahora a 20 minutos teníamos ALLERHEILIGEN, aquí hay unas cataratas y las ruinas de un Monasterio; muy bien indicado en la carretera. Encontramos un parking, pero como habíamos leído que hay uno arriba y uno abajo, y habíamos llegado al de arriba (donde está el Monasterio), fuimos a buscar el de abajo para así hacer más cómoda la vuelta de la excursión porque así sería de bajada, pero seguimos carretera y como no lo encontramos cerca volvimos.

Primero comimos en unos banquitos a la sombra, nos montamos unos sándwichs con pan y fiambre que compramos ayer, y unos refrescos que compramos en la tienda allí mismo.

Las WASSERFÄLLE ALLERHEILIGEN son unas cascadas muy bonitas  en un precioso entorno, son siete cascadas a lo largo de 83 metros, y durante el recorrido hay algunos tramos de escaleras. Nosotros primero bajamos, así que la vuelta tocaba de subida, aunque hacía relativamente fresco, yo pensaba que iba a ser más. El recorrido se puede hacer tranquilamente en menos de una hora.
















Analizando después lo de los parkings, pensamos que en nuestro caso, no había estado mal aparcar arriba, porque allí tienes restaurante, baños, tienda de souvenirs y refrescos; mientras que abajo no hay nada más que unos bancos para sentarse.


Todavía nos quedaba una cosa que visitar, KLOSTER ALLERHEILIGEN, este Monasterio fue fundado en el siglo XII y abandonado en el siglo XIX, actualmente se encuentra en estado ruinoso, pero cuidado; aun así es bonito, lo que pasa que nosotros nos encontramos con un escenario montado dentro que lo afeaba bastante.






Siguiendo carretera hasta nuestro siguiente destino, pasamos por la puerta de entrada de la parte de debajo de las cataratas, estará a 3-4 kilómetros de la otra; y como hemos dicho antes, depende de lo que necesites, aparcar aquí es buena idea o no.


Como íbamos bien de tiempo, pusimos rumbo a OBERKIRCH, que es un pequeño y bonito pueblo muy cuidado, y por sus calles corre un riachuelo; pero nosotros entre que pillamos el pueblo patas arriba porque estaban montando tenderetes para la fiesta del fin de semana, y los 30º que nos encontramos al llegar, pues hizo que la visita fuera muy breve. Esta visita es prescindible, pero si sobra un poco de tiempo está bien.





Con este calor la verdad es que no apetecía hacer nada, no me extraña que en las cataratas no estuviera muy fresco. Así que pusimos rumbo a nuestro último destino del día Gengenbach, donde íbamos a pasar noche en el Stadthotel Pfeffermülhe, para variar no había aire acondicionado y en la habitación hacía calorcillo, pero bajamos la persiana, y se podía estar bastante bien. Descansamos un buen rato, aunque en realidad lo que hacíamos era esperar que fuera bajando el sol.

Antes de las 7 salimos a conocer GENGENBACH, bastante tranquilo a esas horas, dimos un paseo que nos llevaría algo menos de una hora, y eso que salimos hasta el río Kinzing. Este pueblo tiene un centro muy muy pequeño y todas sus cosas a visitar están muy cerca, pero es una preciosidad; creo que el que más me gustó de la Selva Negra, y poder visitarlo en la tranquilidad de la tarde, todo un acierto.

Entrando por la puerta Obertor


OBERTOR








Llegando a Kinzigtor

KINZIGTOR



La puerta Kinzigtor desde fuera





Además de unas puertas de entrada a la ciudad muy bonitas, otra de las cosas que destaca son las calles Höllengasse y Enelgasse, su traducción sería calleja del infierno y calleja de los ángeles.











Tras el paseo tocaba nuestra cerveza, elegimos Winzerstüble, con una bonita terraza interior y bastante animado, así que luego decidimos cenar aquí; según iban pasando los días nos estábamos haciendo más guiris, a las 8 pidiendo la cena y a las 8’30 cenando; pedimos un plato de cerdo que llevaba ensalada y un wiener schnitzel, también nos pusieron una ensalada para compartir que no pedimos (y que no cobraron), suponemos deben incluirla cuando pides algo; la cena junto todas las cervezas, costó 37 €; bastante bueno.




Después de la cena, pedimos un heladito (1 €) y dimos una vuelta nocturna para ver de nuevo los lugares que más nos habían gustado, todavía no era de noche del todo (aún no eran las 10 de la noche), pero mejor porque iluminan todo muy tenue.






Luego al hotel que está a cinco minutos andando del centro; en el día de hoy,  sacamos la conclusión de que como las temperaturas iban a continuar así, mejor madrugar un poco, para después de comer cuando aprieta el calor, descansar un poco.

Desde la puerta del hotel se veía Obertor

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