Día 12: Friburgo

Como el día de hoy lo íbamos a dedicar a visitar Friburgo y no teníamos que hacer maleta ni nada, nos levantamos sin prisa, ni siquiera pusimos el despertador, todo un lujo.

Coloquialmente llamamos a esta ciudad Friburgo, pero su nombre completo es FRIBURGO DE BRISGOVIA (en alemán FREIBURG IM BREISGAU).

Después de desayunar, cerca de las 10 nos pusimos en marcha, en algunas calles del centro histórico, hay unos riachuelos o canales llamados BÄCHLE, que son muy característicos de esta ciudad, originariamente fueron pensados para abastecerse de agua para diversos usos o como desagües, hoy en día sirven para refrescarse en los días de verano; se dice que todo visitante que entre en un riachuelo de Friburgo no viene a esta ciudad por última vez. También los vimos ayer en Staufen.


Fuimos hacía la Oficina de Turismo, y comenzamos la ruta turística que proponen, nos llevaría unas dos horas hacerla toda. La oficina está situada en el ALTES RATHAUS (Ayuntamiento viejo).



Muy cerca, en esta casa vivió Erasmo de Roterdam

Uno de los puntos mas importantes de la ciudad es la MÜNSTERPLATZ, debe su nombre a la MÜNSTER (Catedral), aunque fue de inicios románicos, su estilo final fue gótico, nosotros la pillamos con bastantes obras en su exterior. Horario: 10 a 17. Precio: 2 €. A su torre de 116 metros se podía subir, pero en esta ocasión lo dejamos porque el día estaba algo lluvioso y no iba a merecer la pena.






Rodeando toda la plaza esta el MÜNSTERMARKT (Mercado de la Catedral), un bonito mercado de productos agrícolas. Horario lunes a viernes: 7 a 13’30. Horario sábados: 7’30 a 14.






También se encuentra en esta plaza un bonito y colorido edificio, KAUFHAUS (Almacén), con bellos escudos y esculturas ornamentales en la facha principal, en honor a los Austrias.



En una calle muy cercana al hotel teníamos este bächle.


Seguimos hacia una de sus puertas, SCHWABENTOR (Puerta de los Suabos), de gran valor defensivo por si situación estratégica junto a un cruce de caminos.



Hay un par de calles típicas con su canal, FISCHERAU “barrio de pescadores”, pero sobre todo GERBERAU “ribera de curtidores”.

GERBERAU



FISCHERAU

Hacía el final de la ruta, MARTINSTOR (Puerta de Martin), la más antigua de las torres que todavía existen de las primeras murallas de la ciudad, construida a principios del siglo XIII.


La ruta finaliza en el mismo lugar, en el ALTES RATHAUS (Ayuntamiento viejo), que en realidad está junto al NEUES RATHAUS (Ayuntamiento nuevo).


Por toda la ciudad en sus aceras se ven mosaicos de piedra como el de abajo, que indican lo que hay ahí, incluso hay comercios que también tienen un mosaico con algún dibujo típico del comercio en cuestión.


La mañana estaba lluviosa pero fue mejorando y nos dejó pasear tranquilamente. La ruta no estuvo mal, pero después de haber visto los pueblecitos de los días anteriores, pues te sabe a poco.

Compramos algunos regalitos y fuimos a comer, no teníamos mucha hambre, así que comimos algo ligero, bocatas y refrescos 9’50 €.

Lo principal de la ciudad lo habíamos visto, así que decidimos irnos al hotel y echarnos una siestecilla. Cuando estábamos preparando el viaje miramos hacer alguna cosa más por los alrededores, pero no encontramos nada que nos llamará la atención; esta ciudad se puede ver perfectamente en una mañana.

Al despertarnos decidimos que todavía nos daba tiempo de subir a SCHLOSSBERG (Monte del Palacio), se sube en funicular Schlossbergbahn. Horario: 9 a 22, excepto martes 9 a 18. Precio ida y vuelta: 5 €. Era martes, así que la visita al monte iba a ser rápida, al llegar a la taquilla el hombre nos indicó con un cartel que el último para bajar era a las 17’45. Aunque la visita fue breve mereció mucho la pena, al llegar arriba, por el camino que hay a la derecha, en 5 minutos se llega a una zona con grandes vistas.

En esta foto se ve el funicular








Como todavía era pronto decidimos ir al campo de futbol del equipo local, para ello utilizamos una tarjeta que te dan en el hotel con la que tienes el transporte gratuito, no la tienes que pasar por las máquina ni nada, es simplemente una tarjetita de cartón en la que escribes la fecha (los billetes valían 2’20 € y hay maquina en el mismo tranvía). Desde la parada fueron cinco minutos andando, hicimos unas fotos y por una puerta que estaba abierta accedimos a su interior. Luego ya regresamos al centro.

A la vuelta, el tranvía nos dejaba muy cerca de la bonita puerta  SCHWABENTOR (Puerta de los Suabos), que ya habíamos visto por la mañana.


Por toda la ciudad, en el suelo se pueden ver unas placas metálicas, en memoria de la gente que fue deportada a los campos de concentración.


Pasamos por el hotel a dejar la mochila para ir más ligeros, y como despedida de Friburgo decidimos unirnos a la FREIBURGER WEINFEST (Fiesta del Vino). La copa la tienes que comprar (1’50 €) y luego en esa misma copa te van sirviendo los vinos que vayas pidiendo, nosotros pedimos uno blanco (1’50 €), también venden botellas que los grupos de gente comparten; hay que decir que el vino estaba más frío que las cervezas que estábamos tomando estos días.


Vimos una mesa bajo una sombrilla así que no lo pensamos y nos sentamos, al poco llegaron unos locales y nos preguntaron si se podían sentar (era una mesa muy grande), así que nos quedamos en un rinconcito y compartimos mesa con ellos. Nos apetecía otro vino, y también aprovechamos para comernos un trozo de pizza (3’50 €); al momento cayó un buen chaparrón, como fue breve, la sombrilla hizo su papel, movimos un poco el banco y no nos mojamos.

Después de la tormenta se había quedado un cielo muy bonito, y  los últimos rayos de sol llegaban a las rojas paredes de la catedral; la foto salió regular porque la hicimos con el móvil.


Tras esto decidimos saltarnos la cena, y como despedida a la Selva Negra nos pedimos unos súper helados muy buenos, le habíamos echado el ojo a una heladería, y no nos queríamos ir sin probarlos, yo me pedí uno de yogur con cerezas, y Alfredo uno de plátano (9’50 € los dos); y con eso ya cenamos.


Última foto para despedirnos de Friburgo, una ciudad con un centro bastante bonito, pero que yo recomiendo visitar antes de comenzar la ruta de la Selva Negra, porque seguro que así gustará más.


Corto paseo y al hotel, tocaba rehacer maleta y mañana ya comenzábamos el viaje de vuelta.

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