Día 11: Feldberg, Todtnau, Belchen, Staufen y Friburgo

Kilómetros aproximados: 90.

Tras el desayuno y el check-out, cargamos las maletas y nos despedimos de este bonito y tranquilo lago, de nombre impronunciable.


Salimos más o menos como todos los días, el primer destino lo teníamos a tan sólo 10 minutos, así que poco más de las 9 ya estábamos en FELDBERG, que es el monte más alto de la Selva Negra con 1.493 metros, desde allí hay bonitas vistas de la zona, y además el día estaba bastante despejado. Se sube en teleférico, Feldbergbahn. Precio: 9’50 € (incluye subida a la Torre). Horario: 9 a 17.











Luego en unos 15 minutos llegamos a TODTNAUER WASSERFALL, aquí había un cartel informativo donde decía que la entrada eran 2 €, no había taquilla, solo un buzón para echar el dinero, pero como observamos que nadie pagaba (incluidos muchos locales), pues nosotros tampoco.


El camino hasta las cascadas con verdes colinas y casitas, también merecen la pena.




Hasta la base de las cataratas es un corto paseo de 10-15 minutos, la espectacular cascada de 97 metros de altura, es bonita, pero después de haber visto las de Triberg, pues ya no impresionan tanto; una vez allí nosotros decidimos no subir hasta arriba y solo admirarlas desde abajo.






El siguiente destino también estaba a 15 minutos, BELCHEN, sin ser el monte más alto de la Selva Negra, con 1.414 metros también tiene bonitas vistas; según dicen este tiene mejores vistas, pero yo no sabría qué decir. Se llega también en teleférico, Belchen Seilbahn. Precio: 7’60 €. Horario: 9’15 a 17. Una vez arriba hicimos una rutilla de unos 30-40 minutos ida y vuelta, hasta una cruz mientras admirábamos las vistas.







Decidimos comer allí arriba en un restaurante llamado Belchenhaus, y nos animamos a probar algo que habíamos visto días anteriores “flammkuchen”, que vendría a ser algo parecido a una pizza, salvando las distancias claro (es típico de algunas regiones de Alemania y Francia); una flammkuchen que compartimos y los refrescos costó 12 €, pasable, pero desde luego ya no repetimos otro día. 



Cuando estábamos acabando de comer se puso a chispear, y ya bajamos.




De camino a Friburgo, decidimos hacer una paradita en STAUFEN, es un pequeño pueblo, pero que merece mucho la pena, llegamos a Rathausgasse que es donde de se encuentra un bonito RATHAUS (Ayuntamiento), allí en la Oficina de Turismo pedimos un planito, con el que dimos una vuelta con la ruta que proponían; un pueblecillo que merece la pena visitar, a nosotros nos llevaría poco más de media hora, pues su centro es muy pequeño.

RATHAUS





Después de media hora llegamos a Friburgo, había algo de tráfico y obras, pero llegar hasta el Parking Scholsberg (Schlossbergring 12), tampoco nos costó mucho; este parking nos pillaba muy cerca del hotel y tenía una tarifa concertada con nuestro hotel; además como el de Heidelberg, entrabas por una parte con el coche desde una avenida, y salías a pie por la otra parte a una calle peatonal del centro.

Al salir del parking, estaba comenzando a llover y cargados con las maletas nos pasamos la puerta, pero volvimos atrás y lo vimos enseguida, Hotel Schwarzwälder Hof, hicimos el check-in y descansamos un ratillo, a pesar de la lluvia la temperatura de la habitación era calurosa.

Sobre las 6 nos pusimos en marcha, dimos un paseo por el centro, y nos dimos cuenta que el centro es bastante pequeño, para la ciudad que es; ya que Friburgo es la capital de la Selva Negra.



Konvikstrasse

Luego decidimos tomarnos una cerveza, la idea era refrescarnos un poco, pero no hubo suerte, está ya no es que estuviera poco fría, es que estaba casi templada.


Tras la cerveza que no nos refrescó nada, fuimos a Münsterplatz para ir buscando donde cenar, la plaza estaba muy animada, pues celebraban la fiesta del vino (del 7 al 12); mira que ir a Alemania y en vez de la fiesta de la cerveza, encontrarte con la fiesta del vino!!. Pero la realidad es que Friburgo está rodeada de viñedos y debe haber bastante cultura vinícola por aquí.

Pero como no nos apetecía mucho tomar vinos, elegimos uno de los muchos restaurantes de la Münsterplatz, y nos decidimos por uno con una buena terraza para ver el ambiente, y con un buen toldo por si llovía, Ganter Brauereiausschank, pedimos un wiener schnitzel y unas bratwurst, con las cervezas costó 39 €, algo más caro que en otros sitios, pero estaba muy bueno.



Después de la cena volviendo al hotel se puso a llover, pero aceleramos y no nos mojamos casi, porque además el hotel está a 2-3 minutos de la Münsterplatz. Un poco de internet y a dormir.

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